miércoles, 26 de marzo de 2008

Tecólido en apuros.


Yo investigaba la razón que Mancha Negra y el Rey del Calor pudieron haber tenido para efectuar tantos asaltos. Lícodo y Márquida estaban juntos, escondidos en sus respectivas casas, preparados para cualquier cosa, pensando en que, si los malechores los llegaran a encontrar, iban a tener serios problemas.

Como veía que Lícodo y Márquida estaban muy asustados, yo fuí el que tuvo que salvar el día. Debido a que desconocía la ubicación exacta en que podían estar mis enemigos, tuve que buscar en cada rincón de la ciudad, hasta llegar a un callejón a punto de darme por vencido. En ese momento levanté una caja y, accidentalmente, aplasté un ladrillo que sobresalía de la pared del callejón, y sorpresivamente, apareció la entrada de la guarida de los villanos, a la que, armándome de valor, decidí entrar. Al parecer, la caja y el ladrillo eran la combinación para entrar a la guarida.

Descendí unos escalones y a tientas y tropezones, llegué hasta una habitación que parecía ser alguna especie de comedor. En eso vi que apareció Mancha Negra, pero pude esconderme tras el mantel de la mesa antes de que me viera. Tú podrías preguntar ¿Cómo alguien tan valiente hace eso? Pero mi plan era agarrarlos por sorpresa para facilitar su captura. De pronto, Mancha Negra pisó mi mano y tuve que aguantár el dolor en silencio para no delatarme. Tomé a Mancha Negra por el tobillo y jalé fuertemente para hacerlo caer junto a la mesa. Inmediatamente la mesa se rompió debido a que Mancha Negra intentó lanzarme un poco de tinta, pero al yo esquivar el ataque él golpeó la mesa con fuerza. En eso apareció el Rey del Calor y ambos me atacaron simultaneamente. Al combinar sus ataques, el Rey del Calor me lanzó fuego mientras que Mancha Negra seguía lanzando su tinta. Pensé que mi fin había llegado, pero Lícodo y Márquida vinieron al rescate. Licodo lanzó hielo y Márquida lo reforzó con rayos de metal. La combinación de los poderes de los villanos chocando contra el ataque de mis amigos, provocó una explosión tan fuerte, que destruyó a los malechores. Lícodo nos protegió con un escudo de hielo.

Nos pusimos muy contentos, por supuesto, pero no pude evitar preguntarles a mis amigos cómo fue que dieron con la guarida de los supervillanos y, sobre todo, como lograron vencer sus temores. Ellos me respondieron que la amistad los motivó a apoyarme, y que me encontraron gracias a que el callejón en el que estaba la guarida de los malvados estaba atrás de la casa de Márquida.

Así fue como de nuevo estuvimos en paz, pero la razón de los asaltos perpetrados por los ahora desaparecidos malechores seguía siendo una incógnita.

domingo, 23 de marzo de 2008

Tecólido contra el Rey del Calor



Por aquellos días, fui a la biblioteca por unos libros para hacer la tarea, cuando vi que del fuego de la chimenea salía el Rey del Calor. Ese día Lícodo estaba conmigo, pero Márquida no.


Al ver el fuego, Lícodo saltó y lanzó un hielo tan frío y duro que el Rey del Calor se rindió. Cuando estaba en el piso suplicando por su vida, confesó su plan. Pensaba provocar que nuestro planeta se estrellara contra el Sol para obtener su máximo poder, reconstruir el mundo con critaturas de fuego y después ser el líder supremo. También juró vengarse, al igual que Mancha Negra.
En eso esábamos, cuando, a la llegada de Márquida a la biblioteca, el Rey del Calor aprovechó nuestra distracción para escapar.
Lícodo y yo le contamos a Márquida lo sucedido, a lo que Márquida comentó, que si en verdad ambos villanos planeaban vengarse, tendríamos serios problemas.
Esa misma semana, Mancha Negra y el Rey del Calor, perpetraron varios asaltos, robando bombas, enormes pistolas y vehículos de combate. Lícodo se puso nervioso, ya que al haber derrotado al Rey del Calor, descubrió que había despertado su ira, en tanto que Márquida estaba más preocupada por haber derrotado a Mancha Negra. Yo, por mi parte, estaba muy molesto con los villanos cuyas fechorías nos tenían en esa circunstancia.
Yo creí que iban a hacerme algo a mí porque soy el líder del equipo.
(Esta historia continuará)

sábado, 22 de marzo de 2008

Bienvenidos a Tecólido


Hola. Soy Tecólido.

Les voy a contar la historia de cuando yo era niño.

Gracias a mí, el pueblo estaba en paz, hasta que un día, me topé con una gran dificultad. Todos los ladrones que yo había atrapado y los que también tenían poderes, estaban en contra de mí, por haberles hecho perder todos sus planes y querían vengarse.

Mis poderes consistían en lanzar cadenas y transformarme en lo que yo quisiera, pero yo no hacía todo solo, mis amigos Lícodo y Márquida, me ayudaban.

Lícodo lanzaba hielo y Márquida controlaba el metal.

Todo empezó cuando yo estaba tranquilo estudiando en la escuela. De pronto se destruyó el mástil de la bandera y pude ver al más maléfico de los villanos: Mancha Negra. Mancha Negra tenía el poder de controlar a todos los robots de mundo transformándolos en malvados. Entonces decidí que era el momento de actuar. Mi amigo lícodo lanzó un chorro de hielo a Mancha Negra, quien, defendiéndose con uno de sus robots, le lanzó tinta negra que provocaba quemaduras. Lícodo comenzó a derretirse por efecto de la tinta caliente en su escudo de hielo. Pero Mancha Negra olvidó que su robot era de metal, por lo que Márquida movió el robot quien se volvió contra su antiguo amo Mancha Negra.

Fue en ese momento cuando actué, transformándome en un jaguar y mancha negra huyó al verse superado, pero prometió vengarse.

Ese mismo día, atrapé algunos ladrones que, en represalia, juraron ser secuaces de Mancha Negra, además de los robots.

Mal primer día para un superheroe infantil.

En dos meses combatí al Rey del Calor, quien se quemaba en llamas todo el tiempo...
(Esta historia continuará)