domingo, 2 de noviembre de 2008

La muerte de Tecólido

El capitulo anterior fue "El encuentro de Tocolido y Telodo".

Yo estaba ansioso por pelear con Telodo y me di cuenta de que Márquida me decia que tuviera mucho cuidado, pues ella pensaba que Telodo era alguien muy poderoso ya que nadie se atrevía a pelear con nosotros desde que vencimos al mal por segunda vez, Excepto él.


Pero Marquida me advirtió algo tarde y la pelea estaba apunto de comenzar. Yo le dije a Telodo que podía hacer el primer movimiento y comenzó la pelea. Al principio yo iba ganando, pero luego Telodo empezo a pelear en serio y empecé a preocuparme. De repente me sentí débil cada vez más hasta que no pude seguir peleando conTelodo. Mientras tanto, Mancha Negra peleaba contra Lícodo, Márquida y Sensei. Los tres pensaron que Mancha Negra se habia fortalecido en todo este tiempo pero no se quitaban de la cabeza que yo podía estar siendo lastimado.


De pronto, Telodo me lanzó hacia una casa abandonada y la destruyó para, a continuación, escapar junto con Mancha Negra. Sensei y sus amigos me buscaron pero no encontraron nada y ese dia se recordó como el dia de "La Muerte de Tecólido" en honor al heroe que murio peleando por defender a su pueblo.


Próximo capítulo: Tecólido regresa. Sensei: Que bueno que has regresado, Tecólido.


No se lo pierdan.

domingo, 7 de septiembre de 2008

El encuentro de Tecólido y Telodo

Hola. Soy Tecólido de nuevo, y quiero que me acompañen en mi tercera aventura.

Primero que nada, yo de niño, siempre era muy responsable en cuanto a mis batallas. Pero después de que destruí al Rey del Calor, me confié en exceso. Sobre todo porque Mancha Negra no había aparecido en dos años. Pero...

Creo que será mejor contarles lo que ocurrió.

Un día, yo estaba tranquilo, caminando hacia la panadería cuando se me acercó mi amigo Lícodo:

—¡Hola Lícodo! —lo saludé—, no te veía desde hace dos años.
—Sí, Sí. Sensei dice...un momento. Te veo demasiado confiado. Deberías estar practicando para nuestra pelea contra Mancha Negra.
—Pero si no ha hecho nada en dos años. Oye ¿Qué has sabido de Márquida?
—Ha estado entrenando...
—Un momento —lo interrumpí.
—¿Qué pasa?
—Venías a decirme algo ¿Qué es? —le pregunté.
—¡Ah! Sí. Sensei quiere vernos ahora mismo.
—Dile que voy en camino.

La reunión fue en casa de Márquida. Cuando llegué, primero que nada saludé a todos.

—Dejense de saludos —dijo Sensei—, estamos en un peligro y muy grave. Mancha Negra ha vuelto ¿Recuerdan la última vez? Juró destruirnos a todos.
—Vamos ¿Qué tan malo puede ser? —Pregunté, a lo que Sensei respondió:
—No te confíes. Te noto demasiado tranquilo.
—Bueno. He vencido a los villanos dos veces.
—¿Has vencido? ¡Hemos vencido! —agregó Márquida.
—Sólo estás celosa —Le respondí.

En eso, algo rompió los muros de la casa. Era Mancha Negra, pero no venía solo.

Por si no se los he comentado, mi traje era azul con capa roja y mi casco era azul. Pero el chico que acompañaba a Mancha Negra vestía un traje rojo, con capa azul y casco rojo, y aparentaba ser un poco mayor que yo. Cualquier cosa.

Le pregunté a ese chico:
—¿Eres amigo de Mancha Negra?
—Sí, lo soy —respondió.
—En ese caso, no somos amigos. Una aclaración más ¿Cuál es tu nombre?
—Me llamo Telodo —respondió tranquilo.
—No sé cuales son tus poderes pero nada podrás contra mí.
—Lo mismo te digo —me respondió, mientras que Mancha Negra se veía mas confiado que yo, e incluso mas que Telodo—. No creo que Telodo batalle para destruir a tus chicos Sensei —dijo Mancha Negra.

Y la batalla comenzó.

En el próximo capítulo, que se llamará "La muerte de Tecólido", nuestro heroe estará en franca desventaja.

Continuará...

lunes, 28 de julio de 2008

La recuperación de Tecólido.

De repente, Lícodo notó que yo me estaba recuperando. Entonces dijo:

—Hay que entretener a Mancha Negra lo suficiente hasta que Tecólido se recupere.

Pero eso no era tan fácil. Mancha Negra es mucho más poderoso que el Rey del Calor. Todos lucharon hasta que solo quedó Sensei. Pero Mancha Negra no era tan poderoso como Tecólido. Siguió luchando hasta que ya no pudo más. De pronto, me se recuperé, rompí el vidrio de la cámara, y empecé a pelear.

Mancha Negra ahora sí, estaba asustado. Por lo que convocó a todas las criaturas de regreso y, justo cuando las criaturas estaban a punto de tocarse, yo logré vencer vencer a la criatura de hielo, destruyendo a las demás en el momento. Mancha negra dijo:

—¡Éste no es el fin, Tecólido! Volveré, y esta vez no cometeré errores.

Mientras sus robots lo teletransportaron.

Me reuní con mis amigos para ver como estaban. Estaban ilesos, aunque exaustos.

No volví a ver a Mancha Negra en un largo tiempo, pero algo me decía que sus palabras eran mucho más que una simple amenaza.

FIN

(Por ahora)

domingo, 6 de julio de 2008

Sensei, Lícodo y Márquita llegan a la guarida



El golpe de la criatura de roca levantó un montón de nieve. Por un momento Lícodo pensó que Sensei y Márquida habían muerto sepultados, pero entre la nieve se vió la mano de Márquida y junto a ella Sensei. Lícodo, enseguida acudió en su ayuda, pero aun tenían un problema.

O mejor dicho, dos problemas. La criatura de agua se descongeló y se dirigía hacia ellos.

Los poderes de Sensei son demasiados. Pero si la criatura de agua y la criatura de roca llegan a unirse, el poder combinado de ambas sería superior al de Sensei.


* * *

Mientras tanto, yo estaba indefenso ante el Rey del Calor y Mancha Negra, quienes estaban a punto de meterme a la cámara de torturas que ya tenía incluidas todas las armas. Cuando me iban a meter a la cámara yo me resistí, hasta que uno de sus esbirros me empujó y no pude evitar entrar. La cámara se activó y empezó a torturarme.


* * *

Sensei, mientras tanto, se dio cuenta de que yo estaba en problemas y les dijo a Lícodo y Márquida que era preciso dirigirse en mi ayuda, a lo que Lícodo respondió:

—Si nos vamos, las criaturas se unirán.

—Tranquilo Lícodo —respondió Sensei—, si destruimos a las demás criaturas, estas se destruirán también.

En eso Sensei abrió un portal hasta el escondite del Rey del Calor y Mancha Negra y, cuando entraron, notaron que yo estaba en una extraña cámara. En eso el Rey del Calor les dijo:

—Veo que les atrae mi más siniestra arma. Yo la llamo la cámara de tortura.

Mis amigos empezaron a atacar al Rey del Calor y a Mancha Negra, pero Lícodo se dio cuenta de algo más. Yo me veía debilitado. Lícodo iba a romper el vidrio a través del cual me veía pero Sensei lo detuvo.

—¡No Lícodo! —le gritó—, una vez estuve en el ejército y sé que es lo que hace esta cámara. Te debilita hasta el borde de la muerte y te cura antes de morir, lo suficiente como para que sigas sufriendo por mucho tiempo. Así que lo mejor es sacarlo cuando la cámara lo haya curado porque de lo contrario saldrá demasiado débil como para pelear. Y aquí necesitamos ayuda.

Lícodo observó el dial que estaba junto a la entrada de la cámara de tortura y notó que faltaba mucho para iniciar el proceso de curación.

—Sin Tecólido estamos perdidos —exclamó Lícodo—

—¡Oigan! ¿Podrian ayudarme? —gritó Márquida

Luego Lícodo congeló al Rey Del Calor y sólo quedaba Mancha Negra.

Pero para derrotarlo me nesecitaban.

continuara...

domingo, 11 de mayo de 2008

Tecólido descubre el plan de Mancha Negra y el Rey del Calor


En cuanto Lícodo y Márquida vieron a la criatura de roca, quisieron huir, ya que era un monstruo enorme. Pero Lícodo dijo:

—Si destruimos a esta criatura, evitaremos que se junte con las demás.

Márquida estuvo de acuerdo, por lo que decidieron intentarlo, pero le advirtió

—No tendrás mi ayuda, ya que no hay metal en este lugar.

—Entonces serás el señuelo —respondió Lícodo.

—De acuerdo —agregó Márquida—, pero no creas que eso me hace muy feliz.

Mientras ellos discutían, la criatura de roca se disponía a atacarlos. Márquida empezó a correr mientras Lícodo empezó a atacar a la criatura de roca, pero ésta era muy fuerte. Por lo que le dijo a Márquida:

—Tendrás que distraerlo por más tiempo

—¡Claro! Se nota que no eres tú el señuelo —, dijo Márquida y empezó a correr más rápido, hasta que se encontró frente a una montaña, por lo que estaba atrapada, así que le avisó a Lícodo.

—¡Lícodo! ¡Estoy en problemas!

Lícodo formó una escalera de hielo para que Márquida pudiera ascender por la montaña, pero la criatura de roca subía más rápido, por ser más grande. Al llegar a la cima, Márquida resbaló por la nieve. La criatura de roca estaba más estabilizada y lanzó trozos de roca hacia Márquida. Una de esas rocas la alcanzó en la cabeza, lo cual pudo ser visto por Lícodo.




* * *



Mientras tanto, Sensei me mantenía sujeto para evitar que volviera a la lucha contra Mancha Negra y el Rey del Calor.

—¡Suéltame Sensei! —Exclamé— Debo destruir a ese par de villanos.

—No puedo dejar que vuelvas a ese lugar —Exclamó Sensei firmemente—, morirías. Además, no sólo te haces daño a tí. Sin tí perderemos la organización del equipo.

—Te juro que esta vez no perderé —Respondí—, no volveré a desperdiciar la oportunidad de librar al mundo de esos malhechores.

Sensei titubeó. No sabía si soltarme o seguir sosteniéndome. Mientras él se decidía, yo me solté y regresé a la guarida. En cuanto me vieron el Rey del Calor y Mancha Negra dijeron:

—Eres valiente. Veo que no te bastó con estar a punto de morir. Creo que olvidamos decirte nuestro plan. Mantendremos a la EJNM ocupado con estos monstruos, mientras nosotros tomamos algunas de sus armas para invadir a la NASA y tomar una de sus naves espaciales. El Rey del Calor la utilizará para alcanzar el Sol y tomar su máximo poder, luego de destruirlo. Así, cuando alguien necesite fuego, tendrá que pagarnos por él.

—Nada mal —Respondí—, pero tampoco nada bien.

—Pero creo que nos estamos adelantando —dijo el Rey del Calor—, creo que aún no te hemos mostrado nuestras nuevas armas. Saluda a nuestro pequeño destructivador, que tiene el poder de, al chocar contra el objetivo, destruir a todos los de su especie.

A continuación, sacó un hámster de una jaula en la que había muchos de su especie. Al explotar la bombilla frente al roedor, se destruyeron todos los que había en la jaula y el Rey del Calor dijo:

—¿Sorprendido Tecólido? Pero si esto no es nada. Observa la última de nuestras creaciones. La llamamos la cámara de tortura. Su propósito es dejar casi muerto al que entra ahí, con balas, quemaduras y golpes. Cuando la víctima está a punto de morir, lo cura lo suficiente para asegurarse de que siga sufriendo.

—Gracias a uno de mis robots —agregó Mancha Negra—, podemos unir todas nuestras armas porque el propósito de mi robot era construir un ingenio que mantuviera a las primeras dos armas dentro de la camara de tortura, haciéndola todavía más siniestra.

Mientras tanto, Sensei buscaba a Tecólido, pero era en vano. Así que se transportó con sus poderes al Polo Norte, en donde estaban Lícodo y Márquida. Cuando vió que los ataques de Lícodo no servían de nada y que Márquida no podía usar sus poderes, comprendió que sería casi imposible destruir a la criatura de roca. Fue entonces a apoyar a Márquida, quien intentaba escapar del ataque de la criatura.

—Corriendo no conseguirás nada —dijo Sensei, quien no conocía el plan de Lícodo.

—Esto fue idea de Lícodo —respondió Márquida—. Yo corría mientras el atacaba.

—¿Y por qué Lícodo no ha intentado congelarlo? —preguntó Sensei—,

—Es que la criatura es tan grande —dijo Márquida —, que en el momento en que Lícodo empieza a congelarla, la criatura lo ataca a él.

Mientras ellos corrían, la criatura les pegó.


Continuará...

domingo, 4 de mayo de 2008

El regreso de Mancha Negra y el Rey del Calor


La guarida de las criaturas místicas era caliente, sin embargo estaba formada de puro hielo. La criatura de hielo pronunció unas extrañas palabras y, de pronto, aparecieron las criaturas de roca, de aire, de fuego, la de lava. Sorprendentemente, salió el Rey del Calor junto a su compañero Mancha Negra. Sorprendido, les pregunté ¿Cómo pudieron sobrevivir a la explosión? a lo que respondieron que fue gracias a uno de los robots de Mancha Negra que pudieron escapar antes de que la explosión los alcanzara. Sin embargo, dado que tenían miedo de volver a ser vencidos si se hacían presentes, decidieron mantenerse ocultos por un tiempo pero siempre ansiando regresar. Les pregunté además:




—¿Qué pretenden hacer con las poderosas armas que consiguieron?


—Fácil —respondió Mancha Negra—, planeamos eliminarte para, una vez sin tí, a tus amigos Lícodo y Márquida, quienes estarán perdidos.




Entonces me apuntó con un arma inventada por ellos, a la que llamaban la bomba atómica concentrada, la cual tenía el poder de una bomba atómica, solo que se concentraba en un sólo cuerpo y provocar la peor tortura.




En ese momento aparecio Sensei y desvió el arma mientras me sacaba. Sensei se movía muy rápido, por lo que lo único que alcancé a escuchar fue cuando Mancha Negra y el Rey del Calor mencionaron que no era el fín todavía.




—No mientras Lícodo y Márquida esttuvieran siendo derrotados en la batalla contra la criatura de agua.




* * *




Mientras tanto, Lícodo y Márquida luchaban por sus vidas. Lícodo mencionó:




—Pero que tonto he sido. Puedo congelar a esa criatura.




Y lo intentó, logrando inmovilizar a la criatura de agua, que sin embargo seguía viva.




—Hay que ayudar a Tecólido, debe estar en problemas —exclamó Márquida.


—¿Por qué no buscamos a otra de las criaturas y la destruimos? Tecólido tal vez no esté en tantos problemas —Respondió Lícodo.




Márquida estuvo de acuerdo con eso, ya que era importante evitar que las criaturas actuaran juntas.




En ese momento se oyó un eco que parecía provenir de las rocas. El Rey del Calor había enviado a la criatura de roca a exterminar a Lícodo y Márquida.




Continuará...


domingo, 27 de abril de 2008

La captura de Tecólido

Entonces le pregunté a sensei como ibamos a llegar y sensei dijo que como gente común y corriente en avión y asi fue.

Solo que cuando ibamos en el avión la criatura del hielo lo tomo y luego lo estrelló contra una montaña que tenia mucha nieve, por lo que no sufrimos mucho daño.

Pero cuando salimos del avión, por poco y nos caíamos, ya que ladera de la montaña con la que habíamos chocado estaba muy escarpada. Entonces me sujeté de la cima de la montaña con unas cadenas, pero Sensei me alertó que la montaña podría destruirse, y yo no le hice caso. Cuando me balanceé por la cadena, un alud de nieve cayó junto con una parte de la cima de la montaña. Yo le reclamé a Sensei por no haberme avisado, por lo que se molestó bastante. Caí de inmediato, pero no me hice daño porque, de nuevo, la nieve amortiguó la caída. Eso provocó también que el avión cayera, con lo cual, fui empujado a los riscos, y gracias a una roca, pude sujetarme y evitar la caída. Pero, la criatura de hielo, intentó golpearme. No me quedaba más remedio que saltar. Sensei tembién saltó. Ambos caimos a un río helado, con lo que la criatura tardó mucho en encontrarnos porque, cuando salimos, estábamos completamente cubiertos por la nieve.

Cuando intenté lanzar una de mis cadenas al monstruo de hielo para destruirlo, mi cadena se oxidó y se congeló, dándole más poder a la criatura. Sensei también lo atacó, pero no pasó mucho tiempo antes de que sus ataques se congelaran y así, haciéndonos pensar que podían estar en peligro Lícodo y Márquida.

Mientras tanto, Lícodo y Márquita estaban luchando con la criatura de agua, la cual estaba casi congelada, y lanzaba a Lícodo y Márquida gotas enormes de agua que hacían que no pudieran moverse, aplastándolos. Márquida no tenía poderes en ese lugar mientras no hubiera metal, pero Lícodo poseía el máximo de su poder en el frío del Polo Sur, lanzando bloques de hielo que hacían dispersar el agua por varios lugares, haciendo que aparecieran más monstruos, lo que hizo pensar a Lícodo que aunque tuviera mucho poder, no servía de nada contra el monstruo de agua, quedando indefenso. Ambos pensaron que si ésta sólo era una de las muchas criaturas místicas ¿Qué podrían estar haciendo las otras cinco?

Sensei y Tecólido pensaban lo mismo.

En ese momento, Tecólido dijo

—Si encontraramos la forma de que el Lícodo y Márquida nos escucharan, podrían acudir con nosotros y ayudarnos a derrotar a este formidable enemigo.

En eso, la criatura de hielo tomó a Tecólido y, sorprendentemente, se transformó en la montaña contra la que el avión había chocado, lo que hizo pensar a Sensei en que tal vez habían descubierto la guarida de las criaturas místicas y podian encontrar a las demás para destruirlas, aunque primero tendrían que rescatar a Tecólido.

Esta historia continuará.

domingo, 13 de abril de 2008

Tecólido 2: La vida de tecólido en peligro

Hola. Soy tu amigo Tecólido y vengo con una nueva historia. ¿Quieres escucharla?

Yo creía que todo estaba bien, cuando me encontré con mi sensei (claro, ustedes no sabían que yo tengo un sensei pero sí, lo tengo). Mi sensei tenía una misión para mi y mis amigos. Habíamos destruido al Rey del Calor y a Mancha Negra, pero ahora había otros peligros y esta vez serían más difíciles de vencer. Yo informé inmediatamente a mis amigos. Lícodo preguntó a quienes íbamos a enfrentar y yo le dije que sólo sabía que serían enemigos difíciles de vencer.

Sensei entonces llegó y nos contó contra quienes nos enfrentaríamos: Las Criaturas Místicas. Había una criatura mística de cada elemento: una de fuego, de hielo, de agua, de tierra, de roca, y de lava. Si juntaban sus poderes, serían invencibles. Hubo una época en la que ellas gobernaban el mundo, pero un valiente guerrero se les enfrentó, murió, pero no fracasó, y las dejó congeladas.

Ocurrió un día, que la criatura de hielo, sobrevivió a la congelación (por ser de hielo) y juró liberar a sus místicos hermanos. Pasaron 4000 años antes de que pudiera cumplir su promesa. Ahora todas juntas deben estar buscando reinar el mundo de nuevo, por lo que mi nueva misión es destruirlos antes de que lo consigan.

Teníamos mucho miedo. Nunca nos habíamos enfrentado a algo así. Pero Lícodo, que no parecía muy asustado dijo:

—Mientras el enemigo sea de hielo, para mí será fácil destruirlo.
—Ahora están libres las 5 criaturas restantes, así que no será tan fácil — le advertimos Márquida y yo.

Lícodo entonces se asustó. Pensó que las criaturas de lava y fuego lo podrían vencer, pero que él a ellas también. Así que le preguntamos al sensei:

—¿Dónde están las criaturas ahora?

Él nos dijo que cada criatura estaba en su lugar, pero cuando se congelaron se separaron, ya que si se llegaban a descongelar, el mundo estaría perdido. Yo le dije a Sensei:

—¿Y cuáles son esos lugares?
—Todos están en lugares de hielo, del polo sur y del polo norte. Hay tres en cada polo.
—Yo iré al polo norte —dije, —Lícodo y Márquida, deberán ir al sur.
—Yo te acompaño Tecólido — agregó Sensei, a lo que acepté.

(Esta historia continuará)

miércoles, 26 de marzo de 2008

Tecólido en apuros.


Yo investigaba la razón que Mancha Negra y el Rey del Calor pudieron haber tenido para efectuar tantos asaltos. Lícodo y Márquida estaban juntos, escondidos en sus respectivas casas, preparados para cualquier cosa, pensando en que, si los malechores los llegaran a encontrar, iban a tener serios problemas.

Como veía que Lícodo y Márquida estaban muy asustados, yo fuí el que tuvo que salvar el día. Debido a que desconocía la ubicación exacta en que podían estar mis enemigos, tuve que buscar en cada rincón de la ciudad, hasta llegar a un callejón a punto de darme por vencido. En ese momento levanté una caja y, accidentalmente, aplasté un ladrillo que sobresalía de la pared del callejón, y sorpresivamente, apareció la entrada de la guarida de los villanos, a la que, armándome de valor, decidí entrar. Al parecer, la caja y el ladrillo eran la combinación para entrar a la guarida.

Descendí unos escalones y a tientas y tropezones, llegué hasta una habitación que parecía ser alguna especie de comedor. En eso vi que apareció Mancha Negra, pero pude esconderme tras el mantel de la mesa antes de que me viera. Tú podrías preguntar ¿Cómo alguien tan valiente hace eso? Pero mi plan era agarrarlos por sorpresa para facilitar su captura. De pronto, Mancha Negra pisó mi mano y tuve que aguantár el dolor en silencio para no delatarme. Tomé a Mancha Negra por el tobillo y jalé fuertemente para hacerlo caer junto a la mesa. Inmediatamente la mesa se rompió debido a que Mancha Negra intentó lanzarme un poco de tinta, pero al yo esquivar el ataque él golpeó la mesa con fuerza. En eso apareció el Rey del Calor y ambos me atacaron simultaneamente. Al combinar sus ataques, el Rey del Calor me lanzó fuego mientras que Mancha Negra seguía lanzando su tinta. Pensé que mi fin había llegado, pero Lícodo y Márquida vinieron al rescate. Licodo lanzó hielo y Márquida lo reforzó con rayos de metal. La combinación de los poderes de los villanos chocando contra el ataque de mis amigos, provocó una explosión tan fuerte, que destruyó a los malechores. Lícodo nos protegió con un escudo de hielo.

Nos pusimos muy contentos, por supuesto, pero no pude evitar preguntarles a mis amigos cómo fue que dieron con la guarida de los supervillanos y, sobre todo, como lograron vencer sus temores. Ellos me respondieron que la amistad los motivó a apoyarme, y que me encontraron gracias a que el callejón en el que estaba la guarida de los malvados estaba atrás de la casa de Márquida.

Así fue como de nuevo estuvimos en paz, pero la razón de los asaltos perpetrados por los ahora desaparecidos malechores seguía siendo una incógnita.

domingo, 23 de marzo de 2008

Tecólido contra el Rey del Calor



Por aquellos días, fui a la biblioteca por unos libros para hacer la tarea, cuando vi que del fuego de la chimenea salía el Rey del Calor. Ese día Lícodo estaba conmigo, pero Márquida no.


Al ver el fuego, Lícodo saltó y lanzó un hielo tan frío y duro que el Rey del Calor se rindió. Cuando estaba en el piso suplicando por su vida, confesó su plan. Pensaba provocar que nuestro planeta se estrellara contra el Sol para obtener su máximo poder, reconstruir el mundo con critaturas de fuego y después ser el líder supremo. También juró vengarse, al igual que Mancha Negra.
En eso esábamos, cuando, a la llegada de Márquida a la biblioteca, el Rey del Calor aprovechó nuestra distracción para escapar.
Lícodo y yo le contamos a Márquida lo sucedido, a lo que Márquida comentó, que si en verdad ambos villanos planeaban vengarse, tendríamos serios problemas.
Esa misma semana, Mancha Negra y el Rey del Calor, perpetraron varios asaltos, robando bombas, enormes pistolas y vehículos de combate. Lícodo se puso nervioso, ya que al haber derrotado al Rey del Calor, descubrió que había despertado su ira, en tanto que Márquida estaba más preocupada por haber derrotado a Mancha Negra. Yo, por mi parte, estaba muy molesto con los villanos cuyas fechorías nos tenían en esa circunstancia.
Yo creí que iban a hacerme algo a mí porque soy el líder del equipo.
(Esta historia continuará)

sábado, 22 de marzo de 2008

Bienvenidos a Tecólido


Hola. Soy Tecólido.

Les voy a contar la historia de cuando yo era niño.

Gracias a mí, el pueblo estaba en paz, hasta que un día, me topé con una gran dificultad. Todos los ladrones que yo había atrapado y los que también tenían poderes, estaban en contra de mí, por haberles hecho perder todos sus planes y querían vengarse.

Mis poderes consistían en lanzar cadenas y transformarme en lo que yo quisiera, pero yo no hacía todo solo, mis amigos Lícodo y Márquida, me ayudaban.

Lícodo lanzaba hielo y Márquida controlaba el metal.

Todo empezó cuando yo estaba tranquilo estudiando en la escuela. De pronto se destruyó el mástil de la bandera y pude ver al más maléfico de los villanos: Mancha Negra. Mancha Negra tenía el poder de controlar a todos los robots de mundo transformándolos en malvados. Entonces decidí que era el momento de actuar. Mi amigo lícodo lanzó un chorro de hielo a Mancha Negra, quien, defendiéndose con uno de sus robots, le lanzó tinta negra que provocaba quemaduras. Lícodo comenzó a derretirse por efecto de la tinta caliente en su escudo de hielo. Pero Mancha Negra olvidó que su robot era de metal, por lo que Márquida movió el robot quien se volvió contra su antiguo amo Mancha Negra.

Fue en ese momento cuando actué, transformándome en un jaguar y mancha negra huyó al verse superado, pero prometió vengarse.

Ese mismo día, atrapé algunos ladrones que, en represalia, juraron ser secuaces de Mancha Negra, además de los robots.

Mal primer día para un superheroe infantil.

En dos meses combatí al Rey del Calor, quien se quemaba en llamas todo el tiempo...
(Esta historia continuará)